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Colores para pintar el hogar

Colores para pintar el hogar

Decantarse por un color u otro para pintar nuestro hogar definirá la percepción que sus habitantes y visitantes tengan de él.

Cada color ejerce un determinado efecto en el ser humano a nivel psicológico. Pueden influir en nuestro estado anímico e incluso provocarnos ciertas emociones y sensaciones. Es por ello que cada vez son más los hospitales, consultas médicas, oficinas y hogares que están teniendo en cuenta la denominada “psicología del color” para imprimir a los espacios su propia personalidad.

Por otra parte, haciendo una adecuada utilización del color, podemos crear diferentes efectos ópticos. Esto hace del mismo una excelente herramienta con la que trabajar en la creación de los distintos espacios, dependiendo de las necesidades y fines que se persigan. Por eso, si estás pensando en visitar alguna tienda de pinturas, te vamos a dar algunos puntos claves para que tu elección resulte todo un éxito.

El blanco para expresar pureza y amplitud

El blanco es la suma de todos los colores y expresa positividad, pureza y pulcritud. El blanco, y los tonos claros en general, ofrecen sensación de amplitud y luminosidad. Es ideal para estancias reducidas, pues agranda visualmente los espacios, haciendo que éstos parezcan más despejados. Asimismo, este color se puede complementar a la perfección con los tonos del mobiliario o de cualquier otro elemento decorativo, sin romper la armonía del conjunto.

El verde, fuente de equilibrio

El verde es un color templado, apacible y relajante que induce al equilibrio y al descanso mental. Produce sensación de calma y frescura. Por eso, se podría aplicar a aquellas estancias del hogar que constituyan los lugares frecuentes de reunión familiar, como, por ejemplo, el living o cuarto de estar. Si teñimos estos espacios de verde, crearemos un clima de armonía.

Azules para el descanso

Los azules evocan océanos profundos y cielos límpidos. Por sus efectos calmantes, el azul en todas sus gamas está indicado para lucir en los dormitorios y lugares de descanso del hogar. Este color transmite paz, profundidad, serenidad e invita a la relajación, al reposo y al sueño. Como contrapunto, puede producir melancolía, en cuyo caso no vendría mal combinarlo con cualquier color de la gama cálida para contrarrestar este efecto.

Rojos y naranjas para aportar alegría

Estos colores provocarán sensación de calidez, seguridad, alegría y actividad. Sugieren vida, por lo que suelen quedar bien en salones amplios. Sin embargo, es preciso utilizar estos colores con moderación e incluso combinarlos con otros de la misma gama o de otras diferentes, puesto que en caso de que monopolicen el espacio pueden resultar un tanto agresivos, llegando a producir sensaciones de nerviosismo o inquietud.

Amarillo para fomentar el estudio

El amarillo es el color asociado a la inteligencia. Entre sus beneficios están el fomentar el optimismo y la alegría, así como las facultades mentales, la concentración y la capacidad de reacción. Además, aporta vitalidad y confianza. Por todo esto, el amarillo es un color muy apropiado para despachos y lugares orientados al estudio.

El gris, color de la sofisticación

El gris puede resultarnos muy grato, proporcionándonos un elegante aire de sofisticación. No obstante, hemos de elegir bien los tonos. Los grises más claros jugarán un gran papel dentro de la estética del hogar si los conjugamos con una decoración adecuada. Especial cuidado hemos de tener con la gama media y los grises más oscuros, puesto que podrían convertir nuestros espacios en lugares monótonos, tristes y apagados.

Trucos para el uso del color

Y recuerda, si vas a comprar pintura online, deberás tener en cuenta que para acertar en la elección de los colores tenemos que tener en cuenta factores como la amplitud de las estancias o si éstas son más o menos soleadas.

En habitaciones pequeñas o no excesivamente grandes, el uso de colores fríos en tonos claros otorga efectos de mayor profundidad.

Con colores fuertes (como, por ejemplo, el morado o frambuesa), dotaremos el lugar de cierta dosis de originalidad y sofisticación, sin embargo, empequeñecerán visualmente el lugar.

Una solución aceptable para esta situación consistiría en combinar dichos colores fuertes con otros más suaves, pintando con cada uno de ellos distintas zonas de una misma estancia.

Cuando se trate de habitaciones soleadas, podremos permitirnos pintarlas con colores fríos (azules o violetas, por ejemplo), puesto que en este caso el uso de este tipo de colores no entristecerá el lugar. Por el contrario, cuando estemos ante habitaciones con poca luz natural, el uso de colores fríos podría provocar sensación de frialdad, oscuridad o tristeza. En este supuesto lo más aconsejable sería usar colores cálidos (gama de rojos, naranjas o amarillos, por ejemplo). Estos colores “dotarán de luminosidad” este tipo de espacios.

Respecto a las temperaturas, podemos aplicar la misma regla. En espacios con temperaturas bajas, los colores cálidos disminuirán la sensación de frío, mientras que en espacios con altas temperaturas, los colores fríos tenderán a disminuir psicológicamente la sensación de calor.

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